27/5/15

El avión solar enfrenta su mayor desafío




El avión solar enfrenta su mayor desafío

Anoche se preparaba para emprender su etapa más dura, el cruce de China a Hawai, un vuelo de seis días sin escalas

eldia.com

El Solar Impulse II, el avión monoplaza que intenta completar el primer vuelo alrededor del mundo a energía solar, esperaba anoche en la ciudad china de Nanjing que se dieran las condiciones climáticas para emprender el mayor reto de su travesía: el cruce del océano Pacífico hasta Hawai, una etapa de 8.400 kilómetros sin escalas y que, de completarse, le permitiría establecer un nuevo récord mundial.

El cruce no sólo pondrá a prueba al avión, un prototipo diseñado con las más modernas tecnologías para llevar al límite la eficiencia energética, sino al piloto de esta etapa, el suizo André Borschberg, quien tendrá que mantenerse al mando de la nave durante casi una semana de vuelo sin interrupción.

La etapa actual es la más larga y peligrosa de todas las previstas en el proyecto del Solar Impulse. Desde que comenzó su travesía el 9 de marzo pasado al partir desde Abu Dhabi, en los Emiratos Arabes, hacia Muscat, el avión sólo ha realizado vuelos de un máximo de veinte horas de duración.

Para poder completar con éxito la escala actual, André Borschberg -quien se alterna al mando de la nave con su compatriota Bertrand Piccard, el otro piloto y director del proyecto-, sólo podrá dormir pequeñas siestas de 20 minutos durante los próximos seis días, ya que tiene que estar preparado para afrontar dos grandes amenazas: las turbulencias y una alta concentración de nubes, que pueden poner en peligro la energía que recibirán los 17.000 paneles solares con los que cuenta el avión.

Debido a lo extremo de la hazaña a enfrentar, el despegue desde Nanjing ha sido pospuesto ya varias veces en los últimos días. Y es que los ingenieros y meteorólogos del equipo esperan una ventana de buen tiempo para emprender el cruce con las mejores condiciones tanto para la seguridad de la nave como para su performance.

Ocurre que una seguidilla de días nublados podría comprometer seriamente la recarga de las baterías del avión, que requiere sobre todo amaneceres despejados para reponer la energía consumida durante la noche y no verse obligado a aumentar la altura en su búsqueda, lo que le genera un consumo mayor.

Pero más allá de amenazar el desempeño energético, condiciones climáticas desfavorables por la presencia de vientos contrarios podrían extender a su vez la duración del vuelo al desacelerar el avión.

UNA PROEZA EXTREMA


Para darse una idea de lo extremo del proyecto basta considerar que el Solar Impulse II tiene una envergadura mayor a la de un Boing 747 (72 metros) pero pesa poco más que un automóvil promedio (2.300 kilos) y consume como un ciclomotor.

A falta de combustible, el avión tiene todo la superficie de sus alas, fuselaje y estabilizador de cola cubiertos con paneles de células fotovoltaicas de apenas 135 micrones de espesor. Con ellas capta la energía del sol para almacenarlas en cientos de baterías de polímero de litio y propulsar cuatro motores eléctricos, cada uno de 17,4 hp. En todo este sistema sólo se pierde un 6% de la energía generada, lo implica una eficiencia energética totalmente fuera de lo común.

Aun así, para que el Solar Impulse pueda mantenerse en vuelo casi una semana entera -el tiempo que demandaría la proeza- “es necesario llevarlo hasta los 8.500 metros de altura durante el día y descender hasta los 1.500 por las noches para ahorrar energía con el descenso. De otra manera podría estrellarse en el mar”, contó Bertrand Piccard, quien dijo que “de igual modo, si en este mundo de hoy no logramos poner las energías limpias en el mercado, también nuestro planeta se puede estrellar”.

No hay comentarios:

Publicar un comentario