16/7/17

Crean silla de ruedas solar



Crean silla de ruedas solar

Tres estudiantes del IPN quieren crear la primera empresa mexicana que fabrica sillas de ruedas. El proyecto comenzó para ayudar a la mamá de uno de ellos, que tiene cáncer cerebral y debe usar una


eluniversal.com.mx.-Cristina Hernández

Tres estudiantes del Instituto Politécnico Nacional (IPN) construyeron la primera silla de ruedas solar en México. Brandon Vázquez y Alejandro Soriano, de 18 años, eran compañeros en la preparatoria cuando se les ocurrió la idea, porque veían las dificultades que tenían las personas con discapacidad para viajar en Metro.  

El tercer integrante, Sergio Bustos, se unió después. Él tiene 23 años y está estudiando en la Escuela Superior de Ingeniería y Arquitectura del IPN. Cuando tenía seis años, su mamá fue diagnosticada con cáncer en el cerebro y después de varias operaciones perdió la movilidad en la parte derecha del cuerpo. Desde el inicio de su enfermedad, la señora ha dependido casi totalmente de su familia para desplazarse dentro y fuera de la casa. “Lo que más me motivó para entrar al proyecto es que mi madre usa silla de ruedas, entonces así ella podría ser más independiente”, dice Sergio.

En México más de 5 millones de personas padecen una discapacidad, de éstas 58% tienen dificultad para caminar o moverse, de acuerdo con el último censo del Inegi. 

Los jóvenes quieren personalizar cada silla y  añadirles las herramientas necesarias para cada persona, como palancas, elevadores, asientos y respaldos. Por ejemplo, la de la mamá de Sergio tendría palancas y controles en la parte izquierda, donde ella sí tiene movimiento. De esta manera, podría controlar por sí misma la dirección. Su movilidad e independencia aumentarían hasta 80%, aseguran los estudiantes.


¿Cómo ser emprendedor?

Para su proyecto, los jóvenes realizaron entrevistas por toda la ciudad. “Íbamos caminando en el Metro y si encontrábamos a una persona en silla de ruedas le preguntábamos qué opinaba sobre el proyecto. Hicimos como 100 entrevistas”, asegura Alejandro.

Sin embargo, tuvieron algunas dificultades porque en los hospitales privados les hacían llenar solicitudes y permisos para obtener los testimonios. En las instalaciones del Metro, la gente mayor los rechazaba y les decían que no tenían tiempo o que no querían hablar.

“Les mostrábamos la fotografía del prototipo y algunos sí se interesaban, querían saber cómo funcionaba y nos daban consejos de cómo podíamos mejorarlo”, detallan. En particular, recuerdan a dos personas que colaboraron con ellos y aún siguen pendientes del proceso.

Jazmín es abogada y nació con un problema en la cadera que le ha impedido caminar. Tiene una silla de ruedas eléctrica y un coche con una rampa adaptada, porque se traslada a juzgados y tribunales. “Estaba interesada en la silla porque dice que le sería de más utilidad para  moverse en la ciudad”, comenta Brandon.

Otro de los entrevistados los llevó a visitar a unos ortopedistas que les dieron consejos de seguridad para mejorar la silla. “Él también nos sigue y está al pendiente. Son las personas más accesibles que hemos encontrado y que nos han apoyado moralmente”, expone.

Los jóvenes cuentan que “al inicio la gente nos decía: están locos, cómo van a hacer una silla así”. Afirman que por parte de su escuela no han recibido ningún apoyo económico. Sin embargo, el IPN los ha invitado a ferias de empleos y de emprendedores para que tengan las herramientas para formar su propia compañía.

Toda la inversión que se ha hecho es gracias a sus padres, quienes los han ayudado con los gastos del material para hacer los prototipos y las piezas que forman la silla.


La primera silla de ruedas mexicana


“Chairgoes”, como le llamaron los creadores a la silla, se puede cargar conectándose a la corriente eléctrica o a través de los paneles solares. Los jóvenes recomiendan usar ambos métodos. Puede estar enchufada toda la noche y en la mañana se sigue recargando la batería con ayuda de los paneles. Comentan que entre más cargada esté es mejor su rendimiento.

Para que el usuario pueda subir comodamente se desmonta la parte de enfrente, donde está el manubrio. También tiene una llave de seguridad, para evitar casos de robo o mal uso de ella. “Sobre todo los abuelitos nos decían que sus nietos agarraban sus sillas para jugar, por eso incluimos la llave, para que así sólo la persona que la use tenga el control sobre ella”, señala Brandon.

Al lado derecho tiene un botón para indicar la dirección: atrás o adelante, a la izquierda está el freno de mano, similar al de una bicicleta que usa balatas para evitar que la silla derrape.

Chairgoes también puede subir las escaleras eléctricas, “se tiene que indicar la dirección en reversa para que las ruedas traseras se apoyen en los escalones mientras adelante se mantiene el equilibrio. El mismo movimiento de las escaleras permite la estabilidad de la silla”, comentan los emprendedores. “Así las personas con discapacidad serán cada vez más independientes al poder trasladarse con la silla en lugar de esperar a que sus familiares les ayuden”.


Eliminar la discapacidad

Los jóvenes no sólo quieren ayudar a las personas con discapacidad a mejorar su experiencia en el transporte público, también creen que si son más independientes aumentarán las posibilidades de que consigan un empleo y puedan moverse dentro de una empresa, pues sólo una cuarta parte de las personas con discapacidad en edad de trabajar realiza alguna actividad remunerada, de acuerdo con información del Inegi.

La Organización Mundial de la Salud define a la discapacidad motriz como una condición de vida en la que una persona resulta afectada por la falta de control y de movimiento en algunas partes de su cuerpo. Con ello se generan alteraciones en el equilibrio y desplazamiento, principalmente, por lo que hay quienes prefieren no salir de su casa ni interactuar con la gente.

Aunque desde 2007 México es miembro de la Convención Internacional sobre los Derechos de Personas con Discapacidad, donde se estableció que los países deben asegurar y promover sus garantías individuales,  la mayoría creen que no se respetan los derechos de los discapacitados, de acuerdo con la última Encuesta Nacional sobre Discriminación en México del Consejo Nacional para Prevenir la Discriminación (Conapred).


Leyes para la movilidad


Claudia García es mamá de una niña de ocho años que usa una silla de ruedas porque tiene parálisis cerebral. Al conocer el proyecto “Chairgoes” comenta que ella se enfrenta a muchos obstáculos con su hija: “Para subir y bajar escaleras tenemos que cargarla entre dos personas, entonces un proyecto así nos facilita las cosas.”

A pesar de que en enero de este año entró en vigor la Ley de Movilidad en la Ciudad de México que obliga a todas las empresas constructoras y al transporte público a crear las condiciones e infraestructura necesarias para personas con discapacidad, Claudia argumenta que “hacen falta rampas y accesos a establecimientos, incluso, en las calles”.

La población con discapacidad considera que en más de 50% de los casos la gente no los deja pasar o se estaciona en lugares reservados, de acuerdo con el Conapred. Una de cada cinco personas en el país dice que es justificable en ocasiones ocupar un lugar reservado para discapacitados en los estacionamientos.

Al respecto, el arquitecto Tonathiu Jacinto de la Facultad de Arquitectura de la UNAM explica que “hace aproximadamente 20 o 30 años atrás se contemplaba muy poco la movilidad de las personas discapacitadas, esto derivó en que muchos de los edificios no tengan elevadores, rampas o accesos para ellos. Hasta hace poco se ha venido dando un cambio de pensamiento, donde desde un principio se deben considerar espacios de fácil acceso para todas las personas”.

De acuerdo con el Manual de Normas Técnicas de Accesibilidad del gobierno de la Ciudad de México, el ancho de las circulaciones se debe determinar de acuerdo con el flujo peatonal de la zona. El ancho mínimo varía entre 120, 150 o 200 centímetros. El trazado debe permitir que los usuarios de silla de ruedas cambien de sentido en los extremos, a intervalos no mayores a 30 metros, contando con espacios donde se pueda inscribir un círculo de 150 centímetros de diámetro como mínimo.

“Lamentablemente vivimos en un sistema fácil de corromper. Con el nuevo movimiento de los derechos igualitarios se han generado grandes cambios, pero aún le falta mucho al país para lograr el objetivo fundamental, que es una ciudad para todos”, dice el arquitecto.


El futuro de la silla de ruedas


Brandon, Sergio y Alejandro registraron su invento en el Instituto Nacional de la Propiedad Industrial, pero la patente aún está en proceso. Aunque los emprendedores acabaron el primer prototipo de la silla de ruedas hace meses, aún enfrentan obstáculos para su comercialización. Entre ellos, los altos costos del motor, para su proyecto usaron materiales reciclados; sin embargo, para producirlas en serie necesitan importar los materiales.

“Los últimos motores reciclados son los que hemos utilizado. El fabricante no los va a hacer y en México no hay la infraestructura necesaria para armarlos, por eso se tienen que importar de otros países”, expone Sergio.

Con los materiales extranjeros el precio podría ser de 40 mil pesos; por esa razón están buscando la manera de hacerlo más accesible. Los jóvenes esperan que a finales de este año puedan lanzar a la venta la silla por medio de internet, en la cual los usuarios podrán ganar cupones de descuento o beneficios, según los donativos que hagan.  La silla se llevará a domicilio y tendrá incluidos manuales, un video explicativo y el contacto de los fabricantes para cualquier duda o reparación.

“Lo que nos interesa es ayudar a la gente y crear cosas para su beneficio. A futuro nos gustaría formar una empresa de tecnología”, adelantan los estudiantes. 

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